sábado, 17 de marzo de 2012

Brindemos


Brindemos.
Brindemos por aquellos amigos que siéndolo, nos han dado la patada más fuerte. Brindemos por aquellos que decían serlo, por aquellos que le dimos la mano y se cogieron el brazo. A aquellos que con sus gestos se han quedado solos aunque crean no estarlo, por aquellos que siempre han estado solos y que al conocerles reconoces el por qué. Brindemos por la amistad, esa que tanto falta y que tanto hiere, brindemos por ella porque pocas veces hace acto de presencia. Hagámoslo por las lágrimas caídas, el sentimiento de derrota o quizá el de impotencia.
Brindemos por aquellas palabras que dijiste borracho porque tantas veces las pensaste sobrio, por aquellas palabras que no tienes el valor a decir por miedo a que hieran y por aquellas que dices sin ningún propósito y arman revuelo.
Las palabras son armas de doble filo, capaces de herirte en lo más profundo de tal manera que queden grabadas en ti. Por eso brindo, para dedicarte un tiempo que quizás no mereces pero que a mi me hace sentir mucho mejor.
Y entre tanto brindis y sonrisas falsas mantenidas por plena cortesía en nuestro pequeño teatro, en el que todos sabemos lo que ocurre aunque preferimos mantenerlo al margen, el espectáculo debe continuar.
Y por todo esto me siento mucho mejor, porque aunque siempre tengo la eterna duda y un dilema constante con la amistad, la confianza y la traición sé que estoy donde merezco estar y tú estás en el que te has buscado, porque aunque no seas tan importante y cada vez lo seas menos voy a dedicarte hoy mi brindis.
Un brindis por ti, para que verdaderamente algún día seas capaz de cambiar y poder tener amigos que te acepten tal y como eres y no  por como quieren que seas, por nuestra querida amistad que tanto apesta, por las mentiras que me dijiste sin tener necesidad de hacerlo, por aquellas risas y buenos momentos y por aquellos malos donde no estuviste y que hoy doy gracias que no lo hicieras, por aquellos secretos que no lo eran tanto, por tu gran capacidad para fingir, por tus bonitas palabras que has dicho de mi  y sobretodo por subestimarme y creer que soy tonta, por creer que iba a tragarme tu amistad de quita y pon, por creer que no sé nada cuando sé más de lo que crees, porque necesitas darte cuenta que amistad es estar siempre y sin pedir nada a cambio, y que amigos de un sábado no son amigos.
Brindo por ti porque aunque no seas importante en mi vida gracias a ti me he dado cuenta con quien cuento, me has hecho darme cuenta  de cómo quiero ser, me has ayudado a formarme un poquito más en mi caótica personalidad, porque soy más fuerte de lo que yo pensaba, por enseñarme a callar pudiendo hablar y hacer daño.
Brindo por ti porque aunque quizás te de una importancia que no mereces creo que hoy te lo has ganado,  porque “no hay más ciego que el que no quiere ver”.

“Desconfía del que promete estar siempre a tu lado, suele ser el primero en encontrar la salida”.