domingo, 24 de noviembre de 2013

Hasta que te mate (Guardián entre el centeno)

“No se enamore nunca de ninguna criatura salvaje” Mr. Bell. -

"Conocí a una chica. Ell iba por la vida como una funambulista, con un pie dentro y otro fuera. Siempre por el lado salvaje de la vida. Enamorarse de ella era algo inevitable. Tenía seis balas en el tambor de ese revólver que tenía por alma y todos fuimos cayendo como moscas.
Uno trataba de no caer en su tela de araña pero acababa enredado por todos lados. Caíamos.Y lo peor es que ni te dabas cuenta. ¿Yo? Ja, ja, ja. No pienso caer, decías confiado. No. Niet. Nunca. Jamás. Never. Pero nuestro fatal destino ya estaba escrito.
Ella me veía como un chico estupendo para charlar de discos y tomarnos unas copas. Yo la veía a ella como una chica estupenda para curar con Betadine los arañazos en las rodillas de alguno de los 25 hijos que planeaba tener con ella.
Siempre lograba encontrar una o doce maneras de escapar descalza por la puerta de atrás de mi vida.
Nunca nos peleamos por ella. Porque no tuvimos oportunidad. Habría sido como pelearse por ver a quién le ilumina más la luna. Era una disputa estéril. Ella vivía en una huida constante y nosotros íbamos detrás a lomos de un caballo de tiovivo.
Era como Moby Dick, porque era rara, diferente a todo, única. Y todos la perseguíamos por eso. Y ella te arrastraba hacia el fondo del mar, como al capitán Ahab. En verano  reventaba corazones. Porque la piel, los ojos y el pelo le brillaban como brillan las cosas recién hechas.
Cuando recibía un mensaje de ella, me ponía de rodillas, como si celebrara el gol del minuto 116, mirando al cielo, I belong to Jesus, y daban ganas de descorchar una botella de champán y beber de ella y luego ir haciendo la conga a celebrarlo.
Siempre tenía una última bala. Un último baile. Una última copa. Una última canción. Su vida era siempre un gol en el descuento. Un permanente acto de locura como subir a rematar un corner con el portero. Hablo de echar un pulso al día hasta caer desfallecida en la cama. De no rendirse nunca.De rebañar el plato, aprovechar la última gota de la botella de vino y Carpe that fucking Diem.
 Ella siempre se reía con las cosas que le escribía. Se reía fuerte y se le marcaban los músculos del cuello y parecía que en cualquier momento iba a entrar en autocombustión.
Tienes que escribir, escribir y escribir. Y cuando te canses, escribe más. Y escribe. Y escribe. Y escribe.
Nunca lo dejes…
En una ocasión leí que la gente que más te ayuda es la que entra y sale de tu vida, como un fantasma.
En estos días de invierno, de dolorosas derrotas del Real Madrid y en los que uno puede escuchar la lluvia cayendo en el corazón, pienso en ella.
Y pienso si sigue dejándose matar por aquello que le gusta.

Porque lo más importante en esta vida es encontrar lo que te gusta. Y entonces, dejar que te mate."

El guardián entre el centeno

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